Desde hace unos años y con la creciente aparición de las startups, empezamos a escuchar en todo el mundo la palabra innovación. Quien la menciona se verá como alguien mucho más inteligente, visionario y arriesgado. Dentro del mundo empresarial y a partir de la pandemia que enfrentamos actualmente, este término se ha ganado el reconocimiento de los directivos y un lugar importante en las mesas de planificación y toma de decisiones en medianas y grandes compañías, pero sobre todo ha impulsado a una nueva economía en crecimiento: la del emprendimiento.
Muchos creen saber de qué se trata esto, pero si alguien le pregunta, ¿podría usted explicar fluidamente qué significa innovación? Según Forbes, es posible hacerlo de varias maneras a través de:
· Palabras como original, fresco, inesperado, nunca antes pensado, nunca antes visto, creativo, novedoso y útil.
· Reacciones como “Qué gran idea” o “Por qué a nadie se le ocurrió antes”
· Descripciones al desafiar las nociones convencionales de cómo se han hecho las cosas siempre, llevar ideas de una industria a otra, de una categoría a otra, de una región geográfica a otra.
Deteniéndose en las descripciones, vemos que surge una nueva manera de poner en práctica el «santo grial» de nuestra época. Encontramos que organizaciones a nivel mundial nos pueden ayudar a ver de otra forma al mundo y a los negocios. ¿Y cómo? ubicando siempre a las personas en el centro. Una de esas compañías es IDEO (compañía global de diseño e innovación), que gracias al desarrollo de herramientas fáciles de usar de tipo cuantitativo como los Mash Up, descubrieron ideas, conceptos y soluciones poderosas para problemas o retos que de ser vistos de la forma tradicional, no hubieran nunca salido a la luz.
Los Mash Ups nos ayudan a asociar ideas, hechos, lugares y personas por más dispares que parezcan
Hemos hablado de que cómo describir la innovación y de su importancia en esta revolución, pero no hemos hablado de lo que podemos lograr estratégicamente. Nuevamente Forbes identifica algunos criterios como:
· Crear puntos diferenciadores significativos para productos y servicios frente a las alternativas actuales.
· Satisfacer necesidades insatisfechas de las personas ofreciendo nuevas formas (por eso es que las personas juegan un rol clave).
· Permitir que las marcas crezcan y entren a nuevos mercados, segmentos o categorías.
· Deleitar, atraer, capturar la imaginación de las personas para ganar su lealtad o aumentarla.
Los nuevos productos o servicios ofrecen características y atributos innovadores complementados por puntos de contacto efectivos y relevantes y aquí entra otro protagonista: el diseño. Gracias al diseño como acelerador del cambio, es que grandes ideas se han convertido en grandes negocios que dejan anualmente ganancias significativas. Estamos poniendo al porqué y al cómo antes del qué sobre la base del quién. No es una fórmula de física cuántica pero sí es una fórmula en donde el diseño responde a un propósito y lleva a que cambiemos los paradigmas que nos han acompañado por décadas.
¿Y cómo? ubicando siempre a las personas en el centro
Vamos a caer en el cliché de los ejemplos: Apple, con productos estéticamente innovadores desde el diseño como materiales, colores y tipografías entre otros. Desde las características de producto como el reconocimiento por voz, pantallas de alta resolución, sincronicidad con otros dispositivos y configuraciones para trabajos puntuales. Esto coherentemente llevado a puntos de atención al cliente en donde las personas se sienten como en una película futurista: pagos sin contacto, Bluetooth, dispositivos para interactuar y explorar. Es decir, un todo y esta marca de la mano del diseño y la innovación es el ejemplo por excelencia en una categoría altamente competida como es la de la tecnología.
¡Es hora de innovar!