El branding es crear o revitalizar una marca y no es una tarea exclusiva de la firma de diseño que se gane el proyecto. Es un trabajo en equipo en donde todos los actores son importantes y las personas cobran una relevancia nunca antes vista.
Para entender un poco de qué trata el Design Thinking, pensemos en un proceso en donde se puede encontrar la solución a un problema usando la imaginación, la creatividad, y el pensamiento divergente, es decir un proceso en donde se generan bastantes ideas a partir de muchas posibles soluciones. En vez de pensar en el problema como un todo, se disecciona y en cada fase se abordan ciertos aspectos del mismo. Se busca que a través de un entendimiento colectivo, se puedan ofrecer soluciones de personas para personas. Es por eso que el valor de trabajar con otros hoy en día es tan valorado y no es un mito el considerar las habilidades blandas por encima de las duras, porque las personas han cambiado su forma de ver el mundo y así mismo la forma en como se relacionan y consideran a las marcas.
El Branding ha estado presente como ese conjunto de procesos que llevan a lograr que una marca se posicione idealmente dentro de un públio objetivo. Construir una marca toma tiempo y muchos esfuerzos, inversiones pero sobre todo, necesita de una visión estratégica de quienes la gestionan. Los nuevos equipos que llegan a las áreas de marketing deben tener una mente mucho más abierta y estar dispuestos a entender que las marcas más allá de un logo, un empaque o un bumper ad, necesitan del profundo entendimiento de sus usuarios y audiencias.
Construir una marca toma tiempo, muchos esfuerzos e inversiones pero sobre todo, una visión estratégica de quienes la gestionan.
Dentro del proceso de Design Thinking tenemos las siguientes etapas: Empatizar, Definir, Idear, Prototipar y Testear. Esto lo podemos integrar a los procesos de Branding en donde dentro de la etapa de investigación y clarificación hablamos de plantear toda una estrategia de marca desde el conocimiento y las necesidades de nuestro público objetivo. Lo interesante del DT es que es algo que podemos repetir las veces que sea necesario hasta que tengamos la solución ideal, es decir es un proceso iterativo en equipo: usuarios, gerentes de marca, estrategas y diseñadores, se puede construir una propuesta de valor, una historia y un propósito que logren ser diferentes o realmente importantes y con eso como base, hacerlo tangible y real a través de los diferentes puntos de contacto de la marca.
Cuando iniciamos un proyecto «empatizando» lo hacemos desde la perspectiva de la persona que va a hacer uso de nuestro producto o servicio y no desde nuestra propia mirada como gerentes de marca, estrategas o diseñadores. Cuando mapeamos lo que esa persona piensa, siente, ve, escucha, dice y hace, nuestra estrategia de marca cambia completamente. Finalmente el Branding debe generar valor e importancia en cada punto de contacto, y tanto la cultura interna como la experiencia que tienen los clientes, debe generar una coherencia y una sensación de satisfacción y felicidad.
Es una invitación a abrirle el espacio a la creación en conjunto, a considerar todas las ideas como válidas y a integrar diferentes formas de pensar y de ver.